Mediadores y Abogados: ¿Amigos o Enemigos?

mediacion-conflictos-gestores-administrativos-sygar-legalEste es el gran dilema que acompañará por mucho tiempo a la mediación. Algunos, en mi opinión erróneamente, lo denominan como «la eterna lucha«.

Mi pregunta es: ¿es el mediador el enemigo del abogado? Sé que muchos pondrán el grito en el cielo por el simple hecho de que haya formulado esta cuestión, pues consideran que es un tema que no tiene razón de ser. Sin embargo, también sé que otros pensarán que, efectivamente, el mediador perjudica gravemente los intereses de los abogados.

Tengo claro que la figura del mediador ayuda a la gente a resolver conflictos por sí mismos. Esto podría dar lugar a pensar que le quita dinero o clientela a los abogados. Pero debo decir que eso es rotundamente falso.

De entrada, porque, en los servicios de mediación intrajudicial, las mediaciones vienen siempre originadas por un proceso judicial, es decir, si no se presenta demanda o denuncia, el juzgado no tiene conocimiento del conflicto y, por ende, no es derivado a mediación por parte del Juez. ¿Qué quiere decir esto? Que, si se inicia un proceso judicial, el abogado va a estar presente en el mismo. Las partes necesitan que sus derechos sean defendidos por un profesional del Derecho. Por tanto, en el caso de que el asunto se derive a mediación, el abogado sigue defendiendo a su cliente. Es más, se le invita a acudir a la Sesión Informativa para que conozca qué es la mediación, cómo se desarrolla el proceso y sepa que su papel es fundamental, dejando claro que no se le dará de lado en ningún momento.

Es cierto que, durante las sesiones de mediación, el abogado no entra en la sala ya que se trata de un diálogo entre los mediados, procurando dejar toda la parte jurídica fuera de la mediación, de forma que puedan salir a relucir los verdaderos intereses, que éstos realmente desean y necesitan. Se trata de que se escuchen y se entiendan, y es posible que el lenguaje jurídico les resulte confuso cuanto menos. Sin embargo, cualquier duda jurídica o asesoramiento que requieran sus clientes, se les dirá que acudan, en todo caso, a los letrados para que se la solucionen. El mediador jamás asesorará a los mediados, puede perder imparcialidad o incluso puede darse el caso de que no conozca la respuesta (ya que puede no tener formación jurídica).

Es por esto, que la figura del abogado es fundamental y complementaria a la del mediador ya que, mientras uno ayuda a las partes a encontrar un punto de interés común, el otro asiste a su cliente para saber qué consecuencias tienen los acuerdos a los que está llegando. Debo añadir, que cuando se alcanza un acuerdo, el mediador siempre les aconsejará a los mediados que, antes de firmarlo, consulten con sus letrados qué opinan del pacto al que han llegado, así sabrán con certeza las consecuencias jurídicas que se derivan de los compromisos adquiridos. Sólo entonces, se firmará el acuerdo.

Muchos letrados desconfían del papel del mediador. No entienden por qué tienen que quedarse fuera de la sala donde se esté mediando y piensan que están intentando “engañar a su cliente«. Además, estiman que si se llega a un acuerdo, es posible que sus ingresos se vean reducidos (menos tiempo en la vía judicial es igual a menos ingresos), por lo que ven a la mediación como un “ataque contra su bolsillo”.

Entiendo su enfado si ven la mediación de esa manera. Mi intención no es cambiar su opinión. Tampoco es imponer la mía. Pero sí creo necesario que hay otra forma de ver ese argumento. Veamos un ejemplo. En un proceso de familia completo (con recursos o ejecuciones), un abogado puede llegar a percibir cerca de 2.000 € (he visto alguno que no bajaba de 7.000 €…). Sin embargo, si se alcanza un acuerdo en la primera fase del proceso, puede que no gane más de 300/400 €. Dicho esto, es lógico pensar que la mediación es el demonio. Ahora bien, un proceso judicial de familia, ¿cuántos años dura? ¿Cuánta carga de trabajo conlleva? Todos coincidirán en que un proceso de familia es muy duro y normalmente conllevan un trabajo muy alto (llamadas en fin de semana o en horarios “imprudentes”, quejas del cliente por el tiempo que tarda en solucionarse, preparación del caso, etc.). Sin embargo, durante la mediación, en caso de acuerdo, el abogado sólo tendrá que revisar el acuerdo y darle la forma jurídica correspondiente. Todo esto, en una media de 2 meses, tiempo durante el cuál, la carga de trabajo es considerablemente inferior, pudiendo los letrados abordar muchos más casos y atender a muchos más clientes.

mediacion-saludo manosAún así, a pesar de que la mediación es una alternativa que otorga la posibilidad de solucionar definitivamente un conflicto, dejando al cliente contento y resta carga de trabajo a los abogados, hay letrados que opinan que es un invento que no sirve para nada y que les dejemos actuar a ellos. ¡Cuántas veces habré oído la frase “si esto que hacéis ya lo hacemos nosotros”! O la gran frase de “si nosotros no hemos podido acordar nada, no lo conseguiréis vosotros”. Habrá que aclararles que lo que ellos hacen es NEGOCIAR, mientras que el mediador MEDIA. Parece que es lo mismo, pero son conceptos distintos. En una negociación, el negociador actúa de parte, es decir, no es imparcial y entiende que su postura o interés es mejor para alcanzar un acuerdo que la que tiene la otra parte.

Por su parte, el mediador no representa a nadie, no decide ni propone. Tampoco piensa que un interés es mejor que otro. Su labor se centra en ayudar a los mediados a dialogar. Cuando hay dos o más partes en conflicto y no consiguen entenderse, es necesaria la intervención de ese tercero imparcial que les ayude a acercar posturas y sacar a relucir los intereses. Al no estar a favor de nadie, el mediador ayuda a que los mediados se sientan entendidos y escuchados, logrando que se empiecen a escuchar propuestas y alcanzar acuerdos.

Por tanto, es erróneo pensar que el abogado hace la labor del mediador (y viceversa). También es equivocado pensar que son rivales o enemigos. Son roles complementarios que, juntos, cada uno desde las labores propias de su profesión, ayudan a las personas a resolver sus disputas y conflictos y a decidir por sí mismas lo que realmente quieren hacer con sus vidas.

Espero haber podido ayudar a ver la mediación de otra manera, sin que se la entienda como una enemiga o como un proceso inútil. He querido tratar de desmontar distintas argumentaciones que he oído a lo largo de mi experiencia como mediador (y como abogado). Esta mal llamada“eterna lucha” tiene que terminar. Aquí no hay enemigos ni rivales, sino compañeros con un mismo objetivo: que las personas que les contratan solucionen su conflicto.

Y vosotros, ¿qué opináis?

2 comentarios en “Mediadores y Abogados: ¿Amigos o Enemigos?

    • Muchísimas gracias Francisca! Le agradezco enormemente su comentario. La verdad es que por desgracia el abogado está endemoniado y no lo merece porque es una profesión maravillosa y que sirve de muchísima ayuda a la gente. Si el abogado y el mediador colaboran, logran cosas increíbles sin lugar a dudas.

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