La Ley 5/12 de mediación en asuntos civiles y mercantiles recoge los tres principios fundamentales en la mediación, aunque se podría hablar de alguno más. En todo caso, Los tres principios más importantes son la Imparcialidad, la Confidencialidad y la Voluntariedad. No obstante, también se podría hablar de la Igualdad entre las partes y de la Flexibilidad del proceso.
En principio, parece que estos principios son claros y sus propios nombres dejan entrever qué implican cada uno, pero mucha gente los incumplen y no parecen entenderlos.
El más básico y que mayor cumplimiento ofrece es el de la Voluntariedad. Está claro que nadie acude a mediación obligado, ni llega a ningún acuerdo de manera coaccionada. No obstante, sí que he podido ver que algunas personas que acuden a mediación porque han sido derivadas por un juez, inician la mediación “voluntariamente” por miedo a enfadar al juez en caso de no querer iniciarla. Más de un mediado reconoce haber comenzado una mediación porque el juez les ha mandado al servicio. Lo peor de todo, es que por más de que les dices que su rechazo a la mediación no será comunicado al juez, no se atreven a decir que no, haciendo perder el tiempo a mediados, mediadores y abogados, lo que conlleva una equivocada impresión de la mediación y su utilidad. Yo siempre en esos casos, que sea el propio mediador el que rechace iniciar la mediación, porque en el 99,99% de los casos, no se logrará un acuerdo.
Debo reconocer, sin embargo, que este es un caso entre un millón. La mayoría de los mediados se relajan en cuanto les informas de que no será comunicado su rechazo a nadie (y mucho menos al juez), y aceptan/rechazan el proceso de mediación sin llevarse una mala impresión de la mediación.
El segundo principio más comprendido es la Imparcialidad de los mediadores. El mediador no se va a posicionar a favor de ninguno de los mediados ni va a darle la razón a uno u otro. Tampoco dará la respuesta al conflicto (es Neutral). Esto PARECE obvio. Uso la palabra parece a propósito, porque RESULTA que algún mediador ha decidido olvidar este principio y tomar la decisión por los mediados, diciéndoles qué solución deben tomar porque entiende que es lo mejor para ellos (ni que los mediados fuesen idiotas). También se posicionan claramente a favor de uno de los mediados y si la otra parte se lo recrimina, encima se enfadan y se ofenden.
Yo siempre recomiendo, cuando un mediado duda de la imparcialidad del mediador, no enfrentarse a él. Es posible que no hayamos perdido la imparcialidad, pero una de las partes lo haya entendido así. Lo mejor es disculparse por el malentendido y aclarar, sin enfado ni rabia, que nuestra intención no era ni mucho menos posicionarnos a favor de nadie, cambiando la forma de decir el mensaje que queríamos transmitir.
Desde luego, enfrentarse al mediado tiene el efecto contrario a lo que queremos lograr. Si un mediado nos tacha de no ser imparciales y le abroncamos por hacer tal cosa o decir semejante calumnia, lo único que conseguimos es que piense todavía más (y con más razón) que estamos a favor de la otra parte. Además, provocará posiblemente que dicho mediado se levante de la mesa y dé por cerrada la mediación, perdiendo un cliente y dejando nuestra imagen dañada.
En definitiva, los mediadores somos humanos, y como tales habrá mediados que nos caigan mejor y mediados que nos caigan peor, pero esto no debe mostrarse durante el proceso. Nuestro trabajo es facilitar una comunicación para que dos partes en conflicto hallen la solución, algo que sólo será posible si no se posiciona a favor de ninguna de las partes, afectando a la igualdad de las mismas.
Por lo dicho en el párrafo anterior, creo conveniente hablar de la Igualdad de las partes. La mediación ayuda a alcanzar un acuerdo de manera equilibrada. Una solución adoptada por ambas partes, comprometiéndose por igual entre las dos. Si una parte tiene más poder que la otra en la mediación, está claro que el acuerdo no será equilibrado y el mediado con menos fuerza no tomará decisión alguna, sometiéndose a lo que diga el primero. Es trabajo del mediador procurar que la Igualdad entre las partes esté presente en todo momento. Si se ha perdido la imparcialidad, no será posible hacer este trabajo. Este rol adquiere mayor importancia en mediaciones laborales entre jefe y empleado (donde el jefe tiene mayor autoridad), o en todos aquellos casos en los que haya algún tipo de desequilibrio emocional o cultural entre ambas partes.
La Flexibilidad es un principio que siempre se mantiene al margen y no se explica nunca, pero va implícito dentro del proceso de mediación. Cada caso es un mundo, pues cada persona que participa en el proceso es única. Por esto, no podemos aplicar un protocolo general que no se adapte a cada asunto que acude a mediación. No es como una Ley, general, abstracta y sin tener en cuenta, por falta de recursos, cada caso concreto. Pueden llegar dos asuntos de familia con mismo número de hijos, mismos ingresos y viviendas similares, pero totalmente distintos por las personas que inician la mediación. Por eso, debemos adaptar el proceso a las necesidades de las partes. Puede que deseen hacer las sesiones de mediación por separado o de manera conjunta. Por la tarde o por la mañana. Con los hijos presentes o con sus abogados. Tal vez deseen que acuda un perito especializado en la materia que estén tratando. O incluso que hablen personas ajenas a la mediación pero relacionadas con las partes. Todo es posible. Es necesario tener en cuenta todo para que la mediación sea aplicable a cada caso concreto.
Eso sí, es fundamental decir que el mediador es el que dirige el proceso. Las partes pueden decir misa sobre el proceso, que si el mediador no lo considera oportuno o ve que puede perjudicar a los mediados, tiene la potestad absoluta de no hacerlo. En cualquier caso, el proceso de mediación siempre es flexible y moldeable a las partes.
He dejado para el final el principio de la Confidencialidad. Lo he hecho a propósito pues es un principio un tanto peliagudo por todo lo que conlleva.. En mi opinión es, con diferencia, el más importante de todos, pues promueve la buena fe, la confianza de las partes hacia el mediador (fundamental en las mediaciones) y ofrece la oportunidad de que se aporte información que, de lo contrario, jamás saldría a la luz.
Sin embargo, he podido notar que a pesar de su importancia y de su obligatoriedad (está recogido por la Ley 5/12 de mediación en asuntos civiles y mercantiles), la gente se salta esto a la torera. Uso el término gente, porque es tan general la omisión de este principio que es difícil especificar. No obstante, debo excluir a los mediadores (menos mal) ya que no conozco a nadie que haya incumplido este principio. Está claro que es un principio de obligatorio cumplimiento para los mediados, pero ya no quiero ni contar para los mediadores (si lo incumplen, se enfrentan a fuertes sanciones).
Resulta curioso como todo el mundo da por hecho que el proceso de mediación es confidencial y luego pasan olímpicamente de esto. En mi experiencia he visto de todo. Desde mediados intentando grabar la conversación que está teniendo con el mediador (ni siquiera estaba presente la otra parte, se trataba de una sesión individual), cumpliendo la orden de su abogado, hasta mediados que “casualmente” reciben una llamada al móvil y en lugar de rechazarla, descuelgan el teléfono, dejando la llamada abierta. Incluso, he podido ver como un mediado ha ido diciendo fuera de la mediación a juez o funcionarios que el mediador se ofrecía a testificar en un posterior juicio en caso de ser necesario, mintiendo al respecto porque así piensa que adquirirá una sentencia a su favor.
Por desgracia, fuera de la mediación el mediador no tiene poder alguno, por lo que no podrá evitar que la confidencialidad se incumple por parte de alguno de los mediados. Sí podrá evitarlo dentro del proceso de mediación. Yo siempre pido que los móviles se apaguen o se queden fuera de la mesa. En el caso del mediado que dejó la llamada descolgada, se lo comenté de manera que no se sintiese acusado “oye, te has dejado eso descolgado y al que llama le van a cobrar mucho dinero”. Aunque decirle que cuelgue el móvil también es una opción.
Hay que procurar proteger la confidencialidad al máximo. Yo recomiendo que tanto las partes como los mediadores firmen un documento en el que se recoja de manera expresa la confidencialidad y su obligado cumplimiento. Nunca se sabe con qué fin pueden usar los mediados la información que sale a relucir en mediación, pero está claro que si quieren saltarse la confidencialidad, no será para bien.
Dicho todo esto sobre los principios, espero haber ayudado un poco a entenderlos mejor y sobre todo a lograr que todos los cumplamos a rajatabla. Sólo así conseguimos que nadie se vaya con una idea equivocada de la utilidad de la mediación y que los mediados alcancen la solución a sus conflictos.
¡Qué artículo tan interesante! Se oye mucho hablar de la mediación como concepto pero no se conocen los principios básicos de la mediación. La voluntariedad, la neutralidad, la imparcialidad y la confidencialidad son actitudes que todo mediador debe desarrollar. Gracias por dar visibilidad a los mediadores.
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Muchísimas gracias por tu comentario! La verdad es que son principios que, como bien dices, son básicos y muy poca gente conoce!!!
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